El candidato republicano quiere el dinero del hombre más rico del mundo, que se ha entregado a la causa trumpista para ganar influencia política y beneficiar a sus empresas
Elon Musk quiere colonizar Marte, fabricar coches autónomos e implantar chips cerebrales a humanos para dotarlos de capacidades telequinéticas. Ninguna de esas promesas es tan arriesgada como su apuesta por Donald Trump, el candidato a presidente de Estados Unidos que una vez le menospreció definiéndolo como un «maestro en decir gilipolleces».
Eso fue en 2022, cuando se detestaban. Quizás sigan haciéndolo, pero ahora se necesitan. El líder republicano se juega su última oportunidad de regresar a la Casa Blanca en las elecciones del 5 de noviembre y Musk es un poderoso altavoz al que no le importa quemar dinero para impulsar su campaña. El hombre más rico del mundo, por otro lado, ansía ganar influencia política en Washington para reducir los impuestos a sus empresas y ve en una presidencia trumpista a su mejor aliado. Como él mismo confesó entre risas, «si Trump pierde, estoy jodido».
El pasado 13 de julio, Musk aprovechó el fallido intento de asesinato contra Trump para anunciar al mundo que apoyaba su candidatura. No sorprendió a nadie. Tras hacerse con el control de Twitter y rebautizarla como X, el magnate tecnológico ha usado la red social como un ariete para atacar a los demócratas, criminalizar la inmigración, censurar informaciones críticas con el expresidente y ridiculizar las causas progresistas, amplificando todo tipo de bulos entre sus más de 200 millones de seguidores e incluso preguntándose por qué nadie ha intentado matar aún a Joe Biden o a Kamala Harris. A principios de octubre, la alianza cristalizó en un mitin en el que un Musk visiblemente entusiasmado pegó saltos por el escenario mientras vaticinaba que una victoria demócrata supondría el fin de la democracia en EEUU.
En los últimos meses, el polémico empresario se ha entregado por completo a la causa trumpista, regando su campaña con 75 millones de dólares. Ese dinero está ayudando a movilizar el electorado en estados cruciales como Pensilvania, Michigan, Arizona o Nevada. El milmillonario también está recurriendo a tácticas que podrían ser delito, como sortear un millón de dólares entre quienes apoyen a Trump o financiando una operación propagandística destapada por OpenSecrets que se hace pasar por demócrata para difundir falsedades como que Harris garantizará el acceso de los inmigrantes indocumentados a los servicios nacionales de salud.
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Valeria Talavera. – Asistente Web Digital