Seis mapas para entender la importancia de Irán en la industria mundial del petróleo

Aunque Israel se sitúa a cerca de 1.300 kilómetros del golfo Pérsico y a más de 2.000 del estrecho de Ormuz, no sería la primera vez que un conflicto bélico del Estado hebreo trastoca los cimientos de la industria del petróleo y genera una crisis económica con profundas consecuencias a nivel global. Ya ocurrió en 1973, cuando los países de la OPEP —muchos de ellos de mayoría árabe o musulmana— decidieron poner en marcha un embargo contra los Estados y potencias que habían apoyado a Israel durante la guerra de Yom Kipur.

Hoy, el enfrentamiento bélico a gran escala que ha comenzado tras el ataque de Israel contra Irán amenaza con volver a poner patas arriba la industria petrolera en Oriente Próximo, el principal motor energético del mundo y hogar de cerca de un tercio de la producción de crudo.

Solo en el golfo Pérsico se concentran dos tercios de las reservas mundiales probadas de petróleo y un tercio de las de gas, además de los dos campos de hidrocarburos más grandes del planeta. Y ahí, pocos países tienen más influencia y control sobre los recursos energéticos que Irán.

En esta confrontación, gran parte de la capacidad de Irán para ejercer presión e influencia en la región procede de su riqueza en recursos energéticos: el país es el tercer productor de gas natural del mundo, solo por detrás de Estados Unidos y Rusia, y el séptimo de crudo. Sin embargo, si se trata de reservas, el país asciende al segundo y cuarto puesto mundial, respectivamente.

Hoy, ambas potencias mantienen numerosas bases militares en las distintas petromonarquías que salpican la vertiente sur del golfo Pérsico, una zona dominada por Arabia Saudí, tercer productor de petróleo del mundo y el gran rival del régimen de los ayatolás en la región.

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