RUSIA, CHINA, EE.UU Y LA GUERRA DE UCRANIA

Víctor Alejandro Travezaño M. (director de Cooperando)

La guerra entre Rusia y Ucrania.

Esta guerra comenzó el 24 de febrero de 2022, sigue siendo un conflicto devastador y prolongado. Avances militares: Las tropas rusas han tomado el control de varias localidades en el este de Ucrania, incluyendo la región de Donetsk. Sin embargo, el ejército ucraniano ha logrado recuperar y mantener ciertas áreas, como la región de Kursk; han lanzado una ofensiva y avanzando hasta cinco kilómetros detrás de las líneas rusas. Rusia ha asegurado haber repelido esta ofensiva. Ucrania ha expresado su disposición a abrir un corredor humanitario e Kursk para evacuar a loa civiles rusos afectados por la contraofensiva. Ataques y represalias: Ambos bandos han continuado con ataques y represalias. Recientemente, Ucrania ha utilizado proyectiles de largo alcance suministrados por sus aliados contra objetivos en Rusia. Interceptación de drones: Las tropas ucranianas han interceptado 81 de 112 drones lanzados por Rusia contra varios territorios ucranianos. Ataques aéreos: En la región de Sumi, al menos tres civiles han muerto y varios edificios han sido destruidos tras un ataque ruso con bombas guiadas. Captura de territorios: Rusia ha capturado un nuevo asentamiento ucraniano en la región oriental de Donetsk. La guerra continúa afectando tanto a civiles como a las fuerzas militares de ambos lados. Impacto humanitario: La guerra ha causado una crisis de refugiados significativa, con más de 7.3 millones de ucranianos que han abandonado el país y más de 7.1 millones desplazados internamente. Respuesta internacional: La OTAN ha aumentado su despliegue militar en Europa y ha recibido la solicitud de adhesión de Ucrania. Además, varios países han impuesto sanciones económicas a Rusia. Negociaciones de paz: Aunque ha habido intentos de negociar un acuerdo de paz, el conflicto sigue sin resolverse y las conversaciones continúan siendo difíciles.

Vladimir Putin y Rusia

La popularidad de Vladimir Putin ha aumentado significativamente desde el inicio de la guerra con Ucrania. Según una encuesta realizada por la organización independiente Levada Center, la aprobación de Putin entre los rusos alcanzó un 83% en marzo de 2022, el nivel más alto desde 2017. Este aumento se debe en gran parte al mensaje político que propaga la prensa que controla el autócrata, de hacer creer entre los ciudadanos rusos de que Putin está actuando en defensa de Rusia frente a la amenaza percibida de la OTAN y de los “nazis” de Ucrania y de Europa Occidental. Además, la OTAN ha sido percibida como una amenaza por parte de Rusia, especialmente debido a su expansión hacia el este y la integración de países que antes eran parte del bloque soviético. Según el portavoz presidencial ruso, Dimitri Peskov, el conflicto con Ucrania se originó en parte por la expansión de la OTAN y la falta de atención a las preocupaciones de seguridad de Rusia. Por otro lado, la OTAN ha reforzado su presencia militar en Europa y ha llevado a cabo ejercicios militares para demostrar su capacidad de defensa colectiva. Estos ejercicios y la presencia de tropas occidentales en la región han sido vistos por Rusia como una escalada y una amenaza directa

Hay evidencias concretas de que Putin esté buscando terminar o socavar a la Unión Europea (UE) de momento en forma indirecta. Por ello, las relaciones entre Rusia y la UE se han deteriorado significativamente desde la anexión de Crimea en 2014 y la invasión de Ucrania en 2021. Las sanciones impuestas por la UE a Rusia y las respuestas recíprocas han tensado aún más estas relaciones.

La estrategia de Putin está enfocada en desafiar la influencia occidental y la expansión de la OTAN en Europa del Este, que él percibe como una amenaza a su autocracia y a la seguridad de Rusia. La guerra en Ucrania y las sanciones resultantes han llevado a una ruptura casi total en las relaciones diplomáticas y económicas entre Rusia y la UE. Putin ha convertido a Rusia en su propia cárcel, ya que está con orden de captura internacional. El 17 de marzo de 2023, la Corte Penal Internacional (CPI) emitió una orden de arresto contra Putin y la comisionada rusa de Derechos del Niño, María Lvova-Belova. Ambos están acusados de crímenes de guerra relacionados con la deportación y el traslado ilegal de niños ucranianos durante la invasión de Ucrania

La geopolítica de Vladimir Putin se ha centrado en varios objetivos claves desde que asumió la presidencia en 2000: Reafirmar la influencia global de Rusia    que busca restaurar  como una gran potencia global, luego de  derrota rusa en la guerra fría y la caída del poder soviético y la dictadura bolchevique. Esto incluye la promoción de sus intereses geopolíticos, económicos y energéticos. Socavar el orden internacional liderado por Estados Unidos: Putin ha intentado desafiar la hegemonía de EE.UU. y la influencia de la OTAN en Europa del Este. Fortalecer la legitimidad doméstica: A través de sus políticas y acciones, Putin ha buscado mantener y aumentar su popularidad y legitimidad dentro de Rusia. Uso de herramientas diplomáticas y militares: El Kremlin ha utilizado una variedad de herramientas, incluyendo diplomacia, inteligencia, ciberataques, desinformación, y sanciones económicas, para ejercer influencia política y expandir su huella global. Relaciones con otros actores globales: Putin ha buscado fortalecer las relaciones con países como China, así como con otros actores regionales y globales que puedan contrarrestar la influencia occidente.

Alianza China- Rusia:

También hay una alianza estratégica creciente entre China y Rusia. Ambos países han estado fortaleciendo sus lazos políticos, económicos y militares en respuesta a lo que perciben como una amenaza de Estados Unidos y sus aliados. Esta alianza no es formal en el sentido occidental, pero se ha vuelto cada vez más profunda y coordinada. Por ejemplo, se han llevado a cabo maniobras navales conjuntas en el Mar de Japón y han colaborado en el desarrollo de armamento de alta tecnología. Además, China ha proporcionado apoyo económico y diplomático a Rusia en su conflicto con Ucrania.

Tanto China como Rusia son considerados regímenes dictatoriales.

China es gobernada por el Partido Comunista Chino (PCC), que tiene un monopolio sobre el poder político. El sistema político de China se basa en un estado unipartidista donde el PCC controla todas las instituciones estatales. Rusia, aunque en teoría es una república federal democrática, en la práctica se considera una dictadura personalista centrada en el presidente Vladimir Putin. Desde que Putin asumió el poder en 2000, ha sido acusado de erosionar las libertades democráticas y los derechos humanos en el país.

La dictadura en China tiene varias características distintivas, entre las que se incluyen: Monopolio del poder político: El Partido Comunista Chino (PCCH) tiene un control total sobre todas las instituciones del Estado. No hay competencia política real, y las elecciones no son libres ni justas. Control sobre la información: El gobierno chino controla estrictamente los medios de comunicación, la prensa y el acceso a internet. La censura es una herramienta clave para mantener el control y evitar la diseminación de información que pueda ser considerada peligrosa para el régimen. Represión de la disidencia: Las voces críticas son silenciadas mediante la censura, arrestos y, en algunos casos, desapariciones forzadas. Activistas, periodistas y defensores de los derechos humanos son frecuentemente perseguidos. Vigilancia masiva: China ha desarrollado un sistema de vigilancia masiva altamente sofisticado, que incluye el uso de cámaras de seguridad, reconocimiento facial y la recolección de datos personales para monitorear y controlar a la población. Control sobre la economía: Aunque China tiene una economía mixta, el gobierno tiene un control considerable sobre las principales industrias y sectores estratégicos, y las empresas deben alinearse con los objetivos políticos del PCC. Culto a la personalidad: El presidente Xi Jinping ha cultivado un culto a su personalidad, similar al de otros líderes autoritarios. Su figura es omnipresente en los medios y la propaganda estatal. Limitación de las libertades individuales: Los ciudadanos chinos tienen limitadas libertades de expresión, asociación, y religión. El gobierno regula y restringe muchas actividades cotidianas, especialmente en áreas sensibles como el Tíbet y Xinjiang. Estas características son parte de lo que define al régimen autoritario chino

¿Habrá alguna vez democracia en China y Rusia ?

La posibilidad de que China y Rusia se conviertan en plenas democracias en el futuro es incierta y depende de numerosos factores. Estos incluyen la estabilidad del gobierno actual, la presión interna e internacional, así como el deseo de la población por un cambio democrático.

En China, la estructura política y el control del Partido Comunista Chino (PCCh) sobre el poder hace que una transición hacia una democracia plena sea complicada. Sin embargo, no es imposible. Factores como el crecimiento de una clase media más informada y conectada, el impacto de la globalización y la presión internacional podrían potencialmente impulsar cambios hacia una mayor apertura y democracia.

En Rusia, la concentración de poder en manos de Vladimir Putin y la represión de la oposición también dificultan una transición a una democracia plena. No obstante, la historia ha demostrado que los regímenes autoritarios pueden cambiar, ya sea por presión interna, colapso económico, o movimientos sociales. En el caso de Rusia, la presión económica, el descontento social y la influencia de las generaciones más jóvenes podrían ser factores que impulsen un cambio hacia una democracia más plena.

Aunque el camino hacia la democracia en estos países es desafiante y puede llevar mucho tiempo, es importante recordar que las sociedades y los sistemas políticos pueden evolucionar

La política de Donald Trump:

La política de Donald Trump frente a la guerra en Ucrania ha sido un tema de gran interés y controversia. Acuerdo con Putin: Trump ha afirmado que podría lograr un acuerdo significativo con Vladimir Putin para poner fin a la guerra en Ucrania. Ha mencionado que ya ha tenido discusiones serias con Rusia sobre el conflicto. Cese al fuego:Ha propuesto un plan que podría implicar congelar el conflicto a lo largo de las líneas actuales y utilizar tropas británicas para hacer cumplir un cese al fuego. Sanciones: Ha criticado las sanciones impuestas a Rusia y ha sugerido que levantar estas sanciones podría ser parte del acuerdo para terminar la guerra. Asistencia militar: Durante su primer mandato, fue crítico con la ayuda militar a Ucrania y ha expresado que no defendería a los países de la OTAN que no cumplan con sus objetivos de gasto en defensa. Relaciones con Zelenskyy: Trump ha tenido una relación complicada con el presidente ucraniano Volodímir Zelensky, criticándolo en varias ocasiones y sugiriendo que Ucrania debería haber hecho un trato con Rusia para evitar el conflicto.

 Donald Trump y la China:

La política de Donald Trump hacia China ha sido una de las más destacadas y controvertidas de su administración. Guerra comercial: Trump inició una guerra comercial con China en 2018, imponiendo aranceles a miles de millones de dólares en productos chinos. Esta guerra comercial fue una de las más grandes en la historia de la economía global. Acusaciones de abuso económico: Trump acusó a China de prácticas económicas abusivas, como el robo de propiedad intelectual, manipulación de la moneda y espionaje económico. Restricciones tecnológicas: Durante su mandato, Trump impuso restricciones a varias empresas tecnológicas chinas, como Huawei, debido a preocupaciones de seguridad nacional. Cambio climático: Retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París en 2017, argumentando que las políticas de China no eran suficientes para combatir el cambio climático. Relaciones bilaterales: La relación entre Trump y el presidente chino Xi Jinping se deterioró significativamente, con una falta de comunicación directa y un aumento de las tensiones bilaterales.

Guerra en el comercio

La guerra comercial de EE.UU., liderada por Donald Trump, tuvo varios alcances y características importantes: Aranceles a China: Trump impuso aranceles del 10% a miles de millones de dólares en productos chinos. China respondió con aranceles similares a productos estadounidenses clave como gas natural licuado, petróleo crudo y maquinaria agrícola. Desequilibrio comercial: EE.UU. acusó a China de mantener un déficit comercial insostenible, con China exportando más de 400,000 millones de dólares y dejando un déficit de 270,000 millones de dólares para EE.UU. Subsidios estatales y dumping: Washington denunció que el gobierno chino subvencionaba masivamente su industria y permitía que sus empresas vendieran productos a precios artificialmente bajos, desplazando a la competencia extranjera. Restricciones tecnológicas: EE.UU. impuso restricciones a la exportación de semiconductores y tecnología avanzada a China, argumentando que podrían ser utilizados por el ejército chino. Impacto global: La guerra comercial afectó las cadenas de suministro globales, aumentó la inflación y aumentó el riesgo de recesión en los países implicados. Negociaciones y treguas: Aunque hubo momentos de negociación y treguas, las tensiones comerciales entre EE.UU. y China continuaron, con ambas partes imponiendo sanciones mutuas.

La política hacia América Latina

En este su segundo mandato es bastante agresiva y ha generado preocupación en la región: Migración: Trump ha declarado una «emergencia nacional» en la frontera sur de EE.UU. y ha enviado tropas adicionales para detener la entrada de migrantes sin papeles. Ha prometido deportaciones masivas y ha utilizado un lenguaje fuerte contra los migrantes. Prometió deportaciones masivas y declaró una «emergencia nacional» en la frontera sur de EE.UU. Durante su segundo mandato, ha intensificado estas políticas, tratando de deportar a miles de migrantes.

 Relaciones comerciales: Trump ha amenazado con imponer aranceles del 100% a México y ha revisado acuerdos comerciales como el T-MEC (anteriormente NAFTA), CAFTA-DR y los acuerdos bilaterales con Colombia, Chile y Panamá. Apoyo a líderes autoritarios: Trump ha mostrado una alineación con líderes populistas y autoritarios en la región, como Nayib Bukele en El Salvador y Javier Milei en Argentina. Esto ha generado preocupación sobre el impacto en las instituciones democráticas y los derechos humanos en estos países. Control del Canal de Panamá: Trump ha afirmado que quiere «recuperar» el Canal de Panamá, construido por EE.UU. y traspasado al país centroamericano en 1999. Política de drogas: Ha indicado que quiere nombrar a ciertos carteles de drogas como «organizaciones terroristas extranjeras» y ha enviado tropas adicionales a la frontera para combatir el tráfico de drogas. Estas políticas han generado un cambio drástico en las relaciones entre EE.UU. y América Latina, con un enfoque más militarizado y menos diplomático. Acuerdos de deportación: Trump ha firmado acuerdos con varios países latinoamericanos para facilitar las deportaciones. Por ejemplo, ha negociado con Guatemala y Panamá para que acepten deportados de EE.UU1. Financiamiento de vuelos de deportación: Financiamiento

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