
Víctor Travezaño M (director de Cooperando)
La izquierda enfrenta una crisis global, pero se aferra a su supervivencia, con tibiezas de renovación o simplemente adecuarse con programas colaterales eludiendo su fondo dictatorial y visión antidemocrática. Su impacto varía según el contexto político, económico y cultural de cada país. En muchos países, especialmente en Europa y América Latina, los partidos de izquierda han perdido influencia o enfrentan serios desafíos. En Europa, en países como Polonia, Hungría, Rumania y Moldavia, los partidos socialdemócratas han sido desplazados por fuerzas populistas o de derecha. En Alemania, el SPD ha perdido terreno frente a la AfD y los Verdes. En Portugal: El partido Chega, de extrema derecha, superó a los socialistas en las últimas elecciones, convirtiéndose en la segunda fuerza política.
Causas del declive: La izquierda carece del enfoque general de la sociedad, no busca su representación, no asume la visión del ciudadano social, su praxis es de confrontación social y no de alternativa que une. Sus propuestas se reducen en temas identitarios y minorías, no enfoca a la mayoría social desde la creatividad de oportunidades y le plantea un estrecho esquema de control estatal; es decir descuidando preocupaciones de las mayorías como empleo, vivienda e inseguridad. Falta de conexión con los jóvenes y con los problemas cotidianos de los trabajadores
¿Fracaso o transformación? De momento no es un fracaso total, pero van por ahí: La izquierda sigue gobernando en países como España, Colombia, México y Brasil, aunque con tensiones internas y oposición fuerte. En España, el gobierno de Pedro Sánchez, es un gobierno de constante acoso desde la derecha (PP) y la ultraderecha (VOX); Por el otro lado, sus aliados de la coalición con diversos grupos de la utraizquierda gobernante, ejercen constante presión, exigiendo ampliar sus cuotas de poder.
Reinvención necesaria: Para recuperar relevancia, muchos analistas sugieren que la izquierda debe reconectar con las mayorías, modernizar su discurso y ofrecer soluciones concretas a problemas cotidianos. Pero, la izquierda contemporánea no está en un proceso de reinvención ideológica, aunque buscan, algunos, alejarse de sus fundamentos clásicos desde el siglo pasado, son solo buenas intenciones, pero poco o nulo resultado en la búsqueda de nuevas formas de conectar con la sociedad actual
De la ideología estructural al relato coyuntural: Pérdida de fundamentos clásicos: Muchos partidos de izquierda han dejado de basarse en análisis estructurales del capitalismo y la lucha de clases, priorizando discursos identitarios y coyunturales. Fragmentación y confusión: Al abandonar principios ilustrados como la igualdad, la libertad y la fraternidad, la izquierda ha perdido claridad en sus objetivos políticos. Relectura de los clásicos: Algunos intelectuales proponen revisitar el pensamiento socialista y comunista clásico, no para repetir recetas del pasado, sino para adaptar sus métodos de análisis a la realidad actual. Se destaca la vigencia de los valores de la Revolución Francesa como pilares que podrían orientar una izquierda renovada. Pero esa posible “renovación” jamás llegará si esa izquierda no supera esa visión dictatorial y estatista y no basa su estrategia en la práctica creativa, renovadora y solidaria de la sociedad.
Viejas dinámicas sociales divisorias: Cambio en la base social: Esta izquierda contemporánea ya no representa ni exclusivamente a la clase trabajadora industrial, como siempre lo han reivindicado. Hoy intentan representar a una sociedad más diversa, fragmentada, con nuevos movimientos de minorías sociales, feminismo, ecologismo y demandas culturales, pero NO a toda la sociedad en su conjunto, a lo que nunca han representado, peor en sus crisis de cancelación histórica.
¿Qué implica esta reinvención? Reinvención necesaria: Para recuperar relevancia, muchos analistas sugieren que la izquierda debe reconectar con las mayorías, modernizar su discurso y ofrecer soluciones concretas a problemas cotidianos. Reconectar con lo estructural: Volver a analizar la realidad económica y social concreta, sin perder de vista los nuevos sujetos políticos. Evitar la frivolidad intelectual: Recuperar el rigor en el debate ideológico para no dejar espacio a discursos populistas o reaccionarios. Construir una izquierda crítica: Capaz de cuestionar incluso a sus propias estructuras desde los principios que históricamente la han definido.

LA IZQUIERDA EUROPEA
Atraviesa un proceso de reestructuración ideológica y organizativa, impulsado por la pérdida de influencia electoral y el auge de la extrema derecha. Nuevas alianzas buscan redefinir su papel en el continente.
Contexto general: crisis y fragmentación: Retroceso electoral: En muchos países europeos, los partidos de izquierda han perdido terreno frente a fuerzas conservadoras, liberales y de extrema derecha. Esto se ha visto en Alemania, Francia, Portugal y Polonia. Desconexión con las mayorías: La izquierda ha sido criticada por centrarse en discursos identitarios y minoritarios, descuidando temas como empleo, vivienda, seguridad y servicios públicos. Presión institucional: En el Parlamento Europeo, el grupo de La Izquierda (The Left/GUE) es superado ampliamente por bloques ultraconservadores como Patriotas por Europa y ECR.
Replanteamientos ideológicos y estratégicos: Creación de la Alianza Europea de Izquierdas por los Pueblos y el Planeta (ELA): Fundada por Podemos (España), La Francia Insumisa, el Bloco de Esquerda (Portugal), Razem (Polonia), Vasemmisto (Finlandia) y otros. Busca una izquierda más feminista, ecologista y conectada con movimientos sociales. Se presenta como alternativa al Partido de la Izquierda Europea (PIE), aunque ambos siguen colaborando en el Parlamento.
Revisión del modelo de Estado del bienestar: ELA propone una “revolución democrática” para recuperar derechos sociales desmantelados por la austeridad tras la crisis de 2008.Se inspira en la Declaración de Lisboa (2018), que marcó el inicio de esta plataforma.
Nuevas formas de organización: Se apuesta por estructuras más horizontales, paritarias y digitales. Se busca mayor coordinación entre partidos y movimientos sociales a nivel europeo.
Desafíos y oportunidades: Reconectar con las clases populares: La izquierda necesita recuperar credibilidad entre trabajadores, jóvenes y sectores empobrecidos. Combatir el avance de la extrema derecha: La unidad y la claridad ideológica son claves para frenar discursos autoritarios y xenófobos. Adaptarse a nuevos temas: Cambio climático, digitalización, migraciones y feminismo son ejes centrales del nuevo discurso. La reestructuración de la izquierda europea está generando cambios profundos en partidos como Die Linke en Alemania y La Francia Insumisa en Francia, (aunque mayormente son de forma y no de contenido) mientras que los modelos de izquierda en Europa del Este y del Oeste muestran diferencias históricas y estratégicas muy marcadas.
Die Linke (Alemania): entre la supervivencia y la renovación: Crisis interna: La escisión de Sahra Wagenknecht y la creación de su propio partido (BSW) debilitó a Die Linke, que cayó por debajo del 5% necesario para mantener representación parlamentaria. Intento de resurgimiento: Nueva dirección con Ines Schwerdtner y Jan van Aken. Campaña con estética renovada y mejor presencia digital. Aumento de afiliaciones: 11.000 nuevos miembros en enero de 2025. Desafíos ideológicos: Tensiones internas sobre temas como Gaza y migración. Dilema entre gobernar o transformar: lema “Todos quieren gobernar, nosotros queremos transformar” refleja esta ambigüedad.
La Francia Insumisa (LFI): la izquierda de ruptura. Origen y evolución: Fundada por Jean-Luc Mélenchon en 2016, inspirada en Podemos y los movimientos sociales franceses como los Chalecos Amarillos. Modelo organizativo: Funciona como un “movimiento-partido” híbrido, abierto a demandas sociales como ecología, feminismo, antirracismo y justicia fiscal. Fundación La Boétie como think tank ideológico. Reinvención estratégica: Se aleja del populismo clásico y apuesta por una “revolución ciudadana”. Ha liderado mociones de destitución contra Macron y se posiciona como alternativa de gobierno.
🧭 Europa del Este vs Europa del Oeste: modelos divergentes
| Aspecto | Europa del Este | Europa del Oeste |
| Origen histórico | Tradición comunista y marxista-leninista, influenciada por la URSS | Socialdemocracia y movimientos obreros desde el siglo XIX |
| Desafíos ideológicos | Nacionalismo, economías poco industrializadas, transición postcomunista | Crisis del Estado del bienestar, auge de la extrema derecha |
| Situación actual | Izquierda marginal o en declive (Polonia, Hungría, Rumanía) | Reestructuración con nuevos movimientos (Sumar, LFI, Bloco) |
| Estrategias | Enfoque más conservador o populista (BSW en Alemania oriental) | Apertura a luchas sociales, ecologismo, feminismo, derechos civiles |
Desafío electoral: En países como España, la izquierda alternativa ha perdido millones de votos desde 2019, lo que ha obligado a repensar sus estrategias y alianzas.
El PSOE como referente de la izquierda europea. Pedro Sánchez ha posicionado al PSOE como un modelo de gobierno progresista en Europa, destacando políticas centradas en la redistribución de la riqueza, el fortalecimiento del Estado del bienestar, el acceso a la vivienda y la creación de empleo.En palabras del propio Sánchez: “Ya no buscamos ejemplos fuera. El ejemplo somos nosotros y nosotras”, lo que refleja una intención clara de liderazgo ideológico dentro del espacio socialista europeo.
Tensiones internas y alianzas frágiles: El PSOE enfrenta una crisis de cohesión dentro del espectro de la izquierda española, especialmente con partidos como Podemos y Sumar. Aunque reconoce la necesidad de unidad, las diferencias estratégicas y personales dificultan una confluencia sólida.La falta de unidad amenaza la posibilidad de reeditar una coalición progresista, lo que debilita su capacidad de acción frente a una derecha cada vez más organizada y radicalizada.
Contexto internacional y desafíos ideológicos. En un panorama global marcado por el auge de las extremas derechas y el debilitamiento de los derechos sociales, el PSOE intenta mantener una agenda progresista, aunque con tensiones entre pragmatismo gubernamental y principios ideológicos.La defensa de los derechos laborales, feministas, climáticos y de diversidad sexual sigue siendo parte de su discurso, pero la implementación efectiva de estas políticas se ve afectada por presiones internas y externas.
¿Sigue siendo una propuesta de izquierda? Sí, pero con matices. El PSOE mantiene una identidad socialdemócrata, pero su rol como partido de gobierno lo obliga a negociar y moderar sus posiciones, lo que genera críticas desde sectores más radicales de la izquierda.Su vigencia como propuesta de izquierda depende de su capacidad para renovar su discurso, fortalecer alianzas y responder a los desafíos sociales sin diluir sus principios.
Podemos (España): del 15-M al repliegue identitario. Origen: Nació en 2014 como respuesta a la crisis económica y al descontento ciudadano, canalizando el espíritu del 15-M.Pasó de ser un movimiento popular a formar parte del gobierno de coalición con el PSOE entre 2020 y 2023.Enfrentó una crisis interna por moderación ideológica, faccionalismo y pérdida de conexión con movimientos sociales. Reinvención actual:Se ha desligado de la coalición Sumar y busca recuperar una identidad más radical y autónoma.Replantea su discurso para volver a conectar con sectores populares y recuperar su marca política.
Sumar (España): transversalidad y federalismo. Origen: Fundado por Yolanda Díaz en 2022 como una plataforma de unidad progresista.Propone un modelo de Estado plurinacional, federal y republicano, alejándose del marco del 15-M.Introduce una estructura organizativa paritaria y colegiada, con fuerte énfasis en la participación digital. Reinvención actual:Busca alianzas flexibles y territoriales, adaptadas a las realidades locales.Promueve una izquierda más pragmática, centrada en acuerdos amplios y sin apriorismos ideológicos.
La izquierda portuguesa está atravesando una redefinición ideológica marcada por la pérdida de influencia electoral, el fin de alianzas históricas y el surgimiento de nuevos desafíos frente al avance de la derecha.
Fin de la “geringonça” y fragmentación interna La geringonça, el pacto parlamentario entre el Partido Socialista (PS), el Bloco de Esquerda y el Partido Comunista (PCP), fue un experimento exitoso entre 2015 y 2019 para frenar la austeridad y gobernar sin mayoría absoluta. Sin embargo, la ruptura de esta alianza y la pérdida de la mayoría absoluta del PS en 2024 marcaron el inicio de una etapa de incertidumbre. El Bloco mantiene su base electoral, pero el PCP sigue sin recuperar terreno, mientras que Libre (ecologistas) ha ganado cierta presencia con cuatro diputados.
Crisis de representación y avance de la derecha: En las elecciones de mayo de 2025, la derecha portuguesa logró una mayoría inédita, con dos tercios de los diputados, lo que abre la puerta a reformas constitucionales sin el consenso del PS. El partido Chega, de extrema derecha, alcanzó el 18% de los votos, lo que refleja un giro ideológico en sectores del electorado. La izquierda advierte que esta mayoría podría poner en riesgo pilares como la sanidad pública y la educación. Replanteamiento ideológico El PS, liderado por Pedro Nuno Santos, intenta recuperar su perfil más combativo, recordando su postura crítica frente a la troika y los recortes tras la crisis de 2008. Hay un debate sobre modernizar el discurso de la izquierda sin perder sus valores fundacionales, como la justicia social y la defensa del Estado del bienestar. La Constitución portuguesa, redactada en 1976 con un espíritu socialista, está en la mira de partidos liberales y de derecha que buscan eliminar su lenguaje posrevolucionario.
¿Hacia dónde va la izquierda portuguesa? Se enfrenta al dilema de reconectar con la ciudadanía sin caer en la irrelevancia parlamentaria. Podría inspirarse en modelos de unidad como el Frente Amplio uruguayo o en nuevas formas de participación como las que propone Sumar en España. La redefinición pasa por recuperar credibilidad, renovar liderazgos y adaptar sus propuestas a los desafíos contemporáneos: cambio climático, digitalización, migraciones y desigualdad.

LA IZQUIERDA LATINOAMERICANA
América Latina: promesas incumplidas y desgaste
Chile: El gobierno de Gabriel Boric sufrió un duro revés cuando la Asamblea Constituyente quedó en manos de la derecha. La propuesta de nueva Constitución fue rechazada, debilitando su mandato. Percepción general: Según el Financiar Times, América Latina es vista como una región de oportunidades perdidas, donde gobiernos de izquierda no han logrado consolidar cambios estructurales. Errores comunes: Promesas de transformación que no se concretan. Indultos polémicos y decisiones que generan desconfianza.
Frente Amplio (Uruguay): unidad y pragmatismo: Origen: Fundado en 1971 como una coalición de izquierda que sobrevivió a la dictadura y llegó al poder en 2005. Transformación:Ha mantenido una eficacia electoral prolongada, gobernando hasta 2020 con figuras como Tabaré Vázquez y José Mujica.Se ha alejado de retóricas revolucionarias, apostando por una izquierda democrática y plural. Reinvención actual: Sirve de modelo para otras experiencias latinoamericanas, como el Frente Amplio chileno o colombiano.Enfatiza la unidad como valor estratégico, frente a la fragmentación de otras fuerzas progresistas.
Ecuador: La izquierda está fragmentada, especialmente entre el correísmo (Revolución Ciudadana) y otras fuerzas progresistas.En las elecciones de 2025, Daniel Noboa fue reelecto, derrotando por tercera vez a Luisa González (RC), lo que refleja el desgaste del correísmo. La izquierda enfrenta el reto de superar el eje correísmo/anti correísmo y construir una propuesta más amplia frente al neoliberalismo dominante.
Colombia: El gobierno de Gustavo Petro, primer presidente de izquierda, entra en su último año con promesas pendientes y tensiones internas.Aunque el bloque progresista busca unidad para las elecciones de 2026, ha perdido apoyo entre los jóvenes y enfrenta desafíos legales y organizativos. La absolución de Álvaro Uribe ha sido vista como un revés simbólico para la izquierda institucional.
Argentina: La izquierda está en resistencia frente al gobierno de Javier Milei, de orientación ultraliberal. El Frente de Izquierda, con figuras como Myriam Bregman, busca ampliar su representación en el Congreso en las elecciones legislativas de octubre. Hay intentos de unidad entre sectores trotskistas y kirchneristas, pero la fragmentación persiste.
Brasil: El gobierno de Lula da Silva enfrenta una caída de popularidad, presiones económicas y una oposición bolsonarista que se reorganiza. La izquierda se moviliza contra la amnistía a Bolsonaro y busca renovar su liderazgo ante un posible escenario post-Lula. El PT sigue siendo la fuerza dominante, pero necesita revitalizar su base social y narrativa; pero no le permitiría retener el poder.
Bolivia: La izquierda ha perdido el poder tras 20 años de dominio del MAS, con la victoria de Rodrigo Paz (centro-derecha) en 2025.La división interna del MAS y el desgaste de Evo Morales fueron claves en la derrota. Se abre un nuevo ciclo político con la izquierda fuera del gobierno por primera vez desde 2005. El divisionismo interno y externo es una concepción enraizada en el espíritu del izquierdismo global, lo que es el camino fijo de su extinsión.
Paraguay: La izquierda está debilitada, pero intenta reagruparse frente al gobierno de Santiago Peña y el avance del cartismo. El Partido Comunista y el Frente Guasu buscan articularse con movimientos sociales y juveniles, especialmente la Generación Z. La represión y la falta de representación parlamentaria limitan su capacidad de acción.
México La izquierda institucional, representada por el gobierno de Claudia Sheinbaum, se presenta como la más “exitosa” de América Latina. Ha logrado relativos avances en reducción de pobreza, seguridad y educación, aunque enfrenta desafíos estructurales y presiones externas. El reto es mantener el equilibrio, al estilo chileno de Bachelet, entre ideología y gobernabilidad sin perder el impulso transformador.
🇺🇸 Estados Unidos: La izquierda socialista (DSA) crece en organización, pero enfrenta tensiones internas y el desafío de articularse frente al segundo mandato de Donald Trump. Hay una nueva generación de líderes demócratas progresistas, que buscan superar la nefasta huella de Biden; pero sin una estructura consolidada. Un informe señala que la violencia política de extrema izquierda ha superado a la de otros grupos, lo que genera controversia y estigmatización.
Perú: La izquierda peruana atraviesa una profunda crisis de representación, fragmentación y desconexión con el pueblo, en medio de una nueva convulsión política tras la destitución de Dina Boluarte. Contexto político actual. En octubre de 2025, el Congreso destituyó a la presidenta Dina Boluarte, y asumió el poder José Jerí, presidente del Legislativo. Este cambio desató protestas masivas, especialmente lideradas por jóvenes de la generación Z, sindicatos, docentes y artistas. José Jerí enfrenta denuncias por abuso sexual, corrupción y desobediencia, lo que ha intensificado el rechazo ciudadano y la percepción de un sistema político colapsado. Estado de la izquierda peruana: Fragmentación extrema: Las fuerzas de izquierda como Nuevo Perú, el Movimiento por la Unidad Popular (MUP), Perú Libre y otros pequeños partidos no logran articular una propuesta común de cara a las elecciones de 2026. Desconexión con el pueblo: Analistas como Hugo Otero señalan que la izquierda ha caído en pactos entre élites y ha abandonado el trabajo territorial y las luchas sociales, perdiendo legitimidad entre los sectores populares. Rechazo ciudadano: Según una encuesta de Datum, solo el 11% de los peruanos se identifica con posturas de izquierda, mientras que más del 50% se inclina por el centro o la derecha. Intentos de rearticulación: a lgunos sectores buscan alianzas entre partidos progresistas, pero rechazan pactos con el centro político y se distancian de figuras como Antauro Humala y del desacreditado Perú Libre. La alianza entre Nuevo Perú y el Partido de Emprendedores ha sido criticada por su falta de arrastre popular y capacidad de movilización, candidatos anónimos y poco sociales, que no obtendrán ni el 1%
🔥 Movilización juvenil y social: La generación Z se ha convertido en el motor de las protestas, exigiendo un nuevo pacto social y denunciando la corrupción y el autoritarismo del Congreso; pero que no conecta con esa izquierda tradicional comprometida también en la corrupción.Las movilizaciones incluyen gremios de transportistas, comerciantes, influencers y artistas, lo que refleja una revitalización del activismo social, aunque sin una dirección política clara. Perspectivas hacia 2026. Si la izquierda no logra superar su dispersión y reconectar con las demandas populares, su papel en las elecciones de 2026 será marginal. El país exige propuestas firmes frente a la crisis, pero la izquierda sigue atrapada en cálculos mezquinos y alianzas estériles.
Octubre 2025