Rusia desata un ataque masivo contra Ucrania tras la suspensión de la cumbre con Trump

Historia de Diego Tudares

La madrugada del miércoles marcó una nueva escalada en la guerra de Ucrania. Apenas horas después de conocerse la suspensión de la cumbre entre Vladímir Putin y Donald Trump, Rusia lanzó un ataque masivo con más de 400 drones y 28 misiles contra diez regiones del país vecino. Las explosiones resonaron en Kiev, Járkov, Zaporiyia, Odesa y Poltava, afectando principalmente a zonas residenciales y al sistema energético nacional.

El saldo inicial fue de al menos seis muertos y 38 heridos, entre ellos un bebé de seis meses y una niña de doce años. Según las autoridades ucranianas, los ataques destruyeron bloques de apartamentos, nuevamente una guardería y varias instalaciones energéticas, lo que provocó cortes de electricidad generalizados en gran parte del país.

Los bombardeos coincidieron con la hora punta matutina en Kiev, cuando misiles balísticos impactaron en edificios de viviendas. En Járkov, un dron golpeó directamente una guardería privada, hiriendo a seis personas, matando a una y dejando una imagen de caos entre padres y equipos de rescate.

El presidente Volodímir Zelenski denunció los ataques a través de la red social X: “No hay justificación para un ataque con drones contra un jardín de infancia, ni puede haberla jamás. Rusia se está volviendo más descarada. Estos ataques son un escupitajo en la cara de todos los que insisten en una solución pacífica”, afirmó.

Las ofensivas también afectaron a las regiones de Cherníguiv, Dnipró, Kirovogrado, Poltava, Cherkasi, Vínitsia, Sumi, Zaporiyia y Odesa, según el propio Zelenski. En varias de ellas, el objetivo principal fue el sistema energético: plantas eléctricas, depósitos de gas y oleoductos fueron alcanzados, en un patrón que lleva al siguiente nivel la estrategia del Kremlin de debilitar la red ucraniana antes del invierno.

Un ataque con carga política

La coincidencia temporal entre los ataques y la cancelación de la reunión Putin-Trump en Budapest no pasó desapercibida para los analistas internacionales. El encuentro buscaba explorar una eventual hoja de ruta para un cese del fuego, pero el presidente estadounidense decidió aplazarlo alegando que no quería “una reunión desperdiciada” ante la intransigencia del Kremlin a congelar el conflicto sin antes obtener concesiones territoriales previo a un acuerdo de paz.

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