LA GUERRA ISRAEL-HAMAS Y EL DESENLACE. FINAL.

Victor Travezaño M(Director de Cooperando)

Israel y Hamás han alcanzado un alto el fuego, pero la situación sigue siendo frágil, con tensiones persistentes y esfuerzos internacionales para consolidar la paz.

ALTO EL FUEGO Y EL FIN DEL ESTADO DE EMERGENCIA

Israel ha levantado el estado de emergencia en el sur del país por primera vez desde los ataques del 7 de octubre de 2023, tras alcanzar un alto el fuego con Hamás. El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró que esta medida refleja una “nueva realidad de seguridad” en la región. Intercambio de prisioneros y búsqueda de rehenes Hamás ha entregado los restos de 11 rehenes fallecidos y se coordina con la Cruz Roja para localizar a otros en la Franja de Gaza. Israel ha permitido la entrada de personal egipcio y de la Cruz Roja para colaborar en estas tareas. Violaciones del alto el fuego Aunque el alto el fuego entró en vigor el 10 de octubre, ha habido múltiples violaciones por ambas partes, incluyendo ataques en Rafah y represalias israelíes. El vicepresidente de EE. UU., J.D. Vance, expresó optimismo sobre el plan de paz, aunque reconoció que la situación sigue siendo “muy compleja”.

SITUACIÓN EN GAZA Y LAS PERSPECTIVAS INTERNACIONALES

A pesar del cese de hostilidades, Hamás mantiene el control en Gaza y ha sido acusado de represalias violentas contra opositores internos. Las imágenes que emergen de la zona muestran una situación humanitaria crítica y una población civil profundamente afectadas. La prensa iraní calificó el ataque inicial de Hamás como un error estratégico y señaló que la guerra no dejó un vencedor claro. Delegaciones de Hamás y Fatah se han reunido en El Cairo para discutir acuerdos posbélicos y el futuro político de Gaza.

LA ENCRUCIJADA DE HAMAS, TRAS LA GUERRA

Hamás enfrenta una encrucijada crítica tras la guerra: debilitado militarmente, presionado internacionalmente y con crecientes divisiones internas, pero aún decidido a mantener influencia en Gaza, ha perdido gran parte de su infraestructura militar tras los bombardeos israelíes y el avance terrestre en Gaza. El plan de paz impulsado por EE. UU. exige su desarme total y la aceptación de un organismo internacional que administre Gaza, algo que Hamás rechaza por considerarlo una “tutela extranjera”. La guerra ha generado división interna y conflicto con otras facciones y grupos opositores, incluyendo milicias locales y clanes que cuestionan su liderazgo. Aunque algunos analistas hablan de una “guerra civil interna”, Hamás aún conserva poder gracias a su estructura civil y redes de apoyo. TambiénHamás y Fatah se han reunido en El Cairo para discutir el futuro político de Gaza. Hamás insiste en que las “armas de resistencia” no están en negociación. Estas conversaciones buscan evitar una intervención internacional y establecer un consenso palestino sobre el gobierno posguerra.  El dilema central para Hamás es si ceder su arsenal y aceptar un nuevo orden político sin garantías de un Estado palestino. Algunos analistas creen que Hamás podría evolucionar hacia un modelo similar al de Hezbolá en Líbano: una fuerza política con brazo armado, tolerada pero vigilada.

Escenarios posibles

EscenarioDescripciónProbabilidad
Desarme y salida del poderHamás entrega armas y cede el control de GazaBaja
Gobierno compartido con FatahAcuerdo interno palestino sin intervención extranjeraMedia
Modelo tipo HezboláHamás conserva influencia política y militar limitadaAlta
Reanudación del conflictoSi fracasa el plan de paz o hay provocacionesMedia

FACCIONES Y LUCHA INTERNA EN HAMAS

Tras el alto el fuego de octubre de 2025, Hamás enfrenta una intensa lucha interna por el poder, marcada por enfrentamientos con clanes armados, divisiones dentro de su estructura y una pérdida significativa de autoridad en Gaza. Los clanes armados que desafían a Hamás: Doghmush, Al-Majayda y Abu Shabab son algunos de los clanes tribales más poderosos que han desafiado abiertamente la autoridad de Hamás en Gaza. En barrios como Tel al-Hawa y Sabra, se han producido enfrentamientos armados directos, con decenas de muertos, en lo que algunos describen como una proto-guerra civil. Además de los clanes, milicias locales y bandas armadas han aprovechado el vacío de poder para expandir su control territorial. Algunas de estas facciones operan con presunta protección israelí o bajo la tolerancia de actores externos, y se dedican al saqueo de ayuda humanitaria y al control de rutas estratégicas. Divisiones internas dentro de Hamás, hay tensiones entre el liderazgo político (como Ismail Haniyeh en Catar) y los comandantes militares en Gaza, especialmente de las Brigadas Ezedin al Qasam. También se han creado nuevas unidades auxiliares, como las fuerzas Sahm y Radea, para reforzar el control en zonas abandonadas por Israel. Hamás ha respondido con represión violenta, incluyendo ejecuciones públicas de opositores y ofensivas contra clanes rebeldes, con el objetivo de reafirmar su control. Esta estrategia ha generado temor, pero también ha erosionado aún más su legitimidad entre la población civil. ¿Quién manda realmente en Gaza? Aunque Hamás aún conserva parte del control institucional, el poder está fragmentado entre múltiples actores: Hamás (debilitado, pero aún con presencia militar) Clanes tribales armados Milicias independientes y bandas criminales Fuerzas Populares, una coalición emergente que ha tomado zonas como el este de Rafah y el Hospital Nasser en Jan Yunis.

HAMAS Y EL DESARME DE SUS BRIGADAS

Hamás enfrenta el dilema del desarme como una amenaza existencial: rechaza entregar sus armas sin garantías políticas, mientras negocia modificaciones al plan de paz para preservar su influencia en Gaza. El dilema central: armas vs. supervivencia política: El plan de paz impulsado por EE. UU. exige el desarme total de Hamás y la entrega del control de Gaza a un organismo internacional. Sin embargo, Hamás considera que sus armas son su principal fuente de poder e identidad. La entrega de armas supondría, según sus líderes, “renunciar a la razón de ser del movimiento”, que nació como fuerza de resistencia en 1987 y a ha solicitado modificaciones al plan de paz, especialmente en los puntos que exigen el desarme, el exilio de sus líderes y la retirada total de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). También exige garantías de que Gaza no quedará bajo “tutela extranjera” sin un horizonte claro hacia un Estado palestino. En lugar de aceptar el desarme de inmediato, busca ganar tiempo mediante negociaciones con mediadores como Egipto y Catar. Ha propuesto una desmilitarización parcial o progresiva, pero sin renunciar completamente a su brazo armado, las Brigadas Ezedin al Qasam. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dejado claro que la guerra no terminará hasta que Hamás se desarme completamente. EE. UU. ha ofrecido garantías de seguridad a Catar, donde residen varios líderes de Hamás, como parte de la presión diplomática. Posibles salidas: Algunos analistas creen que Hamás podría aceptar una transformación hacia un partido político sin milicia, similar a lo que hizo el IRA en Irlanda del Norte. Otros prevén un modelo tipo Hezbolá: presencia política con brazo armado tolerado pero limitado, aunque esto choca con los objetivos israelíes.

IRÁN, ANTE LA NUEVA SITUACIÓN

Irán juega un papel clave como patrocinador ideológico y militar de Hamás, pero su implicación directa en el conflicto ha sido limitada, aunque cada vez más arriesgada. Irán ha sido uno de los principales patrocinadores de Hamás, brindando apoyo financiero, entrenamiento militar y armamento desde hace décadas. También respalda a otros grupos como Hezbolá en Líbano y los hutíes en Yemen, que han lanzado ataques contra Israel en solidaridad con la causa palestina. Aunque Irán niega haber participado directamente en los ataques del 7 de octubre de 2023, funcionarios israelíes y estadounidenses sospechan que Teherán tuvo algún grado de coordinación o conocimiento previo. Su estrategia ha sido la de apoyar a distancia, evitando una confrontación directa con Israel que podría escalar a una guerra regional. En junio de 2025, la confrontación entre Irán e Israel alcanzó niveles sin precedentes, con ataques directos entre ambos países y víctimas civiles. Irán incluso lanzó un ataque contra una base militar estadounidense en Catar, lo que indica una ampliación del conflicto más allá de Gaza. Irán utiliza el conflicto para reforzar su narrativa antiisraelí y antioccidental, presentándose como defensor de los oprimidos palestinos. Esta postura también le sirve para consolidar influencia regional frente a rivales como Arabia Saudí y reforzar su liderazgo dentro del eje de resistencia. Si Hamás es desarmado y pierde poder en Gaza, Irán podría perder una pieza clave de su estrategia regional. Sin embargo, también podría redoblar su apoyo a otros grupos o intensificar su confrontación directa con Israel, como ya ha comenzado a hacer en 2025.

EL NUEVO EQUILIBRIO DE PODER EN MEDIO ORIENTE

El nuevo equilibrio de poder en Medio Oriente en 2025 se caracteriza por el fortalecimiento de Israel, el debilitamiento de Irán, el regreso de EE. UU. como mediador activo, y una creciente competencia entre potencias regionales y globales. Tras la guerra con Hamás y los ataques directos contra Irán (como la Operación León Ascendente), Israel ha consolidado su posición como potencia militar dominante en la región. Su capacidad de acción directa contra instalaciones iraníes marca un cambio en las reglas del juego: de guerra encubierta a confrontación abierta. Irán, Hezbolá y Hamás han sufrido pérdidas estratégicas y reputacionales, lo que ha llevado al ocaso del llamado “Eje de la Resistencia”. Las sanciones, los ataques israelíes y la presión internacional han reducido la capacidad de Irán para proyectar poder en Siria, Líbano y Gaza. El presidente Donald Trump ha impulsado un nuevo plan de paz, firmado en Egipto, que busca reconfigurar el orden regional con apoyo de países árabes aliados, siendo EE. UU, como nuevo mediador del conflicto, aunque evita una intervención militar directa, su influencia diplomática ha aumentado, especialmente tras la cumbre de Sharm el Sheij.

Rusia y China amplían su influencia en la sombra, ofreciendo apoyo económico y tecnológico a países como Irán y Siria. Europa, atrapada entre su dependencia energética y su falta de iniciativa política, observa con preocupación el nuevo orden regional. La nueva reconfiguración de alianzas regionales, países como Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto se alinean más estrechamente con EE. UU. e Israel, buscando estabilidad y beneficios económicos. Turquía mantiene una posición ambigua, intentando equilibrar sus intereses con Irán, Rusia y Occidente.

TendenciaImpacto
Israel como potencia regionalMayor capacidad de disuasión y acción militar
Irán debilitadoMenor influencia en conflictos proxy
EE. UU. como mediadorReordenamiento diplomático y económico
Alianzas árabes con OccidenteAislamiento de actores radicales
Rusia y China en expansiónMultipolaridad creciente en la región

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