Su último informe mensual dio cuenta de cambios bruscos en la superficie sembrada con soja y maíz que sorprendieron al mercado
Muchas veces desde esta columna he mantenido una postura crítica respecto a las diferentes estimaciones que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) hace en cada reporte mensual. A veces son cambios que pasan casi inadvertidos para los ojos inexpertos, otros, en cambio, son bruscos.
Este es el caso del informe sobre oferta y demanda mensual mundial y estadounidense del mes de agosto que estamos cursando. En el mismo, el USDA realizó modificaciones muy importantes para los datos en el país del Norte. En tal sentido, los cultivos en el midwest estadounidense se encuentran atravesando el periodo crítico (sobre todo el caso de la soja) y, este reporte, resulta crucial para ir delineando el escenario de precios en función de la cosecha por aquellos lares.
os rendimientos del maíz se espera que sean récord en esta temporada ya que el periodo crítico del cultivo que es la floración y que se da habitualmente en el mes de julio, lo hizo este año en condiciones excepcionales. La soja, en cambio, está todavía en momentos de definiciones ya que el llenado de granos es justamente en el presente mes. La crítica, por supuesto siempre constructiva, no se refiere al rendimiento final obtenido por los cultivos en cualquier parte del mundo que, claramente, resulta muy difícil de estimar para cualquiera.
Tiene que ver más con los errores groseros. Resulta difícil de digerir, que al USDA se le hayan escapado nada más ni nada menos que 1 millón de hectáreas de maíz y de soja. Porque en el reporte del mes de agosto fue justamente lo que pasó. De forma inesperada, el organismo con sede en Washington “se dio cuenta” que había algo así como casi un millón más de hectáreas de maíz que se habían sembrado y que “obviamente” se recortaron de la soja.
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