Aunque el virus es sensible a la pasteurización y no se tiene constancia de que al beberlo se contagie, la gripe aviar se acerca cada vez más al humano.
La gripe provocada por el virus H5N1, que ha aniquilado a millones de aves en todo el mundo desde el año 2020, cada vez se acerca más al ser humano. Hace menos de un mes Estados Unidos anunció que había encontrado este virus infectando por primera vez a vacas lecheras, y ahora este mismo país lo ha detectado en la leche que se vende en los supermercados. Si bien este anuncio ha disparado las alertas, los expertos advierten de que esto no significa que esta leche tenga la capacidad de infectar.
«Lo que se ha detectado, en realidad, es el genoma del virus en la leche a través de una PCR. Es decir, unos restos», explica Ignacio López-Goñi, catedrático de Microbiología de la Universidad de Navarra. «Una cosa es detectar el genoma del virus y otra es encontrar el virus activo, que, por lo que entiendo, no ha pasado». De hecho, su homólogo en la Universidad de Salamanca, Raúl Rivas, ya explicó en este artículo de EL ESPAÑOL que se había encontrado que la carga viral en la leche era muy alta en las vacas con este H5N1.
Por esta razón, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) ha afirmado que la leche sin pasteurizar podría llegar a ser un vector del virus. En cualquier caso, López-Goñi recuerda que los casos que se han producido en personas en los últimos años han sido esporádicos. También que se han dado en circunstancias de contacto estrecho con aves infectadas o de espacios en los que la concentración del virus es muy alta. Además, hay que tener en cuenta que se trata de un virus respiratorio.
«La pasteurización de la leche es capaz de inactivar el virus, se sabe que el microorganismo es sensible a las altas temperaturas. Pero, incluso si no estuviera pasteurizada, no se tiene constancia de que la ruta que hace al beberla sea eficaz para transmitir la enfermedad«, aclara el experto. Mientras que el clado que está circulando, el 2.3.4.4.b, es especialmente transmisible y virulento para las aves, se está observando que en humanos y otros mamíferos no es así. Es decir, todavía no se ha producido una adaptación del patógeno.
«Si yo fuera un pato, estaría acojonado. El virus ya no es estacional, sino que durante todo el año infecta a toda clase de aves. También ha conseguido a saltar a muchas especies de mamíferos y cuanto más se multiplique, más puede cambiar. Pero de momento siempre hemos visto síntomas leves en humanos, como fatigas y conjuntivitis«, explica López-Goñi. Las vacas, por su parte, han presentado síntomas como una menor producción de leche, fiebres y pérdida de apetito, pero parece que se recuperan fácilmente de la enfermedad.
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De todas formas, el catedrático de la Universidad de Navarra explica que este virus nos está mandando mensajes: «Nos dice que cada vez se está acercando más a nosotros y que, potencialmente, puede cambiar y darnos problemas». El H5N1 forma parte de la familia de los influenzavirus, los virus de la gripe, que ya han causado pandemias anteriormente como la gripe española de 1918 o la gripe porcina de 2009. López-Goñi se refiere a estos virus como «campeones en mutar» y que se esperaba que protagonizaran la pandemia del siglo XXI, «antes de que el coronavirus nos pillara desprevenidos».
Lo que viene
Este experto explica que ahora es especialmente importante mantener la vigilancia sobre el ganado porcino, debido a que en otras ocasiones el contagio de un cerdo por una gripe aviar es lo que ha llevado a la adaptación en humanos. «Las células epiteliales de los cerditos son un tubo de ensayo: en ellas se mezcla material genético de virus y pueden surgir combinaciones potencialmente pandémicas». Este fenómeno se conoce como redistribución genética y cuando se produce en los cerdos puede ser letal para nosotros.
Para entrar en las células, los influenzavirus cuentan con unas proteínas que deben encajar en los receptores de estos organismos como llaves y cerraduras. «La cerradura de las células de las aves es el 2-3 ácido siálico y la de los humanos el 2-6 ácido siálico, y por eso los virus de las aves nos infectan menos. Pero los cerdos tienen las dos cerraduras y en sus células pueden llegar a entrar a la vez el virus de la gripe aviar y el de la gripe humana. Con esa recombinación se forma una quimera», explicó López Goñi en este artículo de EL ESPAÑOL.
Si algo bueno tiene esta noticia, según el experto, es que el sistema de vigilancia ha funcionado y se ha detectado la leche afectada. ¿Hacia dónde puede evolucionar esta situación? El catedrático explica que es muy difícil adelantarlo, pero actualmente ya se están produciendo graves consecuencias. «Los humanos nos miramos el ombligo, pensamos sólo en nuestra seguridad. Pero ya está teniendo un fuerte impacto en la biodiversidad de aves y otros animales como los leones marinos. Además, cada vez que el virus se detecta en una granja avícola hay que sacrificar millones de animales, con el impacto económico que eso conlleva».
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Carmen Moreno. – Asistente Web Digital