Enfermo de cáncer desde hace un año, Jorge Gutiérrez dejó a su esposa hace dos meses el despacho junto a La Vaguada que repartió este viernes 200 millones en el vecindario, y le dijo antes de morir: «Vas a dar el primer premio»
Jorge Gutiérrez, motero impenitente, cetrero ocasional, pero sobre todo lotero desde que su madre decidió que, de los 12 hermanos, iba a ser él quien heredara el negocio familiar -además de «un tío supervital, al que se le salía la vida por todas partes y que hacía amigos de debajo de las piedras»-, estaba en las últimas fases de su tumor cerebral durante el verano pasado, en la casa que se había construido en Roiz (Cantabria), y le decía a su mujer: «Este año das el Gordo, ya verás». Y ella le contestaba: «Que no, que no me fastidies, que menudo jaleo… ¿Qué voy a hacer yo si pasa eso?».
Pero así es la vida: este viernes, a las 14 horas, allí estaba ella ante decenas de cámaras de televisión, Rocío Arias, 50 años, descorchando champán y, sobre todo, recuerdos.
Jorge, Jorgito para todo el barrio, murió en septiembre pasado, a los 51 años. Y ella, en efecto, estaba celebrando haber dado nada menos que 200 millones del Gordo de Navidad, en 50 series, a todo el barrio del Pilar, una zona muy de clase media en el norte de Madrid, junto al centro comercial de La Vaguada
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Carmen. – Asistente Web Digital