La Residencia de Señoritas de Madrid: pioneras en la educación de la mujer en España

Una institución que impulso la presencia y participación de las mujeres en la ciencia, la educación y las artes

Una pensión en la calle Carretas de Madrid fue el alojamiento de María de Maeztu a su llegada a la capital, donde cursaría el doctorado a finales de la primera década del siglo pasado. Lo recuerda en una entrevista posterior: Allí no había modo de estudiar. Voces, riñas, chinches, discusiones y los constantes ruidos de la calle me impedían dedicarme al trabajo. Comprendí que no habría muchacha de provincias que se decidiera a venir a costa de aquello, y se me ocurrió que a las futuras intelectuales había que proporcionarles un hogar limpio, cómodo, cordial y barato, semejante a los que ya funcionaban en el extranjero”.

La revolución hecha desde arriba. Sin ruido político, pero con determinación, un grupo de mujeres apostaron por si mismas. Por sus carreras y por su independencia económica. Buena parte de ellas lo hicieron gracias a su cuna, al apoyo de sus padres para que tuvieran una formación que las hiciera independientes de sus posibles maridos.

.

Instituto Americano, que albergó la Residencia en un primer momento
Instituto Americano, que albergó la Residencia en un primer momento FOTO: FOG

La Residencia de Señoritas abrió sus puertas en Madrid, en octubre de 1915, con 30 alumnas matriculadas en su primer año. En todas sus actividades contó con el apoyo fundamental del International Institute for Girls in Spain, una institución norteamericana asentada en la capital desde principios del siglo XX que le aportó tanto medios materiales -con la cesión en condiciones muy ventajosas de sus edificios o la participación de su profesorado-, como métodos y ejemplos de los que se beneficiaron las jóvenes estudiantes españolas. Por mediación del Instituto Internacional, además, se llegó a acuerdos con diferentes “colleges”femeninos norteamericanos para conceder becas de intercambio. El éxito de la apuesta por la enseñanza de la mujer, más allá de las cuatro reglas de entonces, estaba también en el concepto norteamericano de apoyar económicamente, con determinación, estas iniciativas.

El Instituto Internacional disponía de dos edificios junto a los hotelitos: un palacete en Miguel Ángel, 8, denominado Memorial Hall –en recuerdo de su fundadora, Alice Gordon Gulick– que también albergaría el Instituto Escuela y donde la propia Maeztu había dado clases; y otro en Fortuny, 53, que pasados los años acabaría adquiriendo la propia Residencia.

Proporcionado por elpais.com – La noticia completa aqui
Andrea B. – Administrador Web Digital

Suscríbete a nuestro diario Cooperando