Más de la mitad de la población española padece exceso de peso. Huir de la desinformación y confiar en la labor de los dietistas-nutricionistas es esencial
Cada vez nos preocupamos más por la salud y por el papel que juega la alimentación en ella. Y, sin embargo, los datos siguen poniendo de relieve el impacto alarmantemente negativo del sobrepeso y la obesidad: según el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE), más de la mitad de los españoles (el 53,6 %) sufren de una u otra condición, un porcentaje que alcanza el 40 % de los menores entre tres y ocho años de edad.
Entre los adultos, el 31,6 % presenta sobrepeso, mientras que el 22 % sufre obesidad, una patología que favorece la aparición de problemas cardiovasculares y otras enfermedades crónicas, además de contribuir a una peor calidad de vida y una mortalidad temprana. En todo el mundo, la sufren 800 millones de personas: se trata, para muchos, de una verdadera pandemia invisible contra la que solo cabe luchar con información y el apoyo de profesionales de la nutrición adecuadamente formados. Hoy, cuatro de marzo, se celebra el Día Mundial Contra la Obesidad.
“A pesar de que tenemos acceso a mucha información, estamos muy perdidos. No hay mayor conocimiento, sino mayor confusión”, explica Beatriz Robles, dietista-nutricionista y docente de la Universidad Isabel I. Puede que las bases de una alimentación saludable sean de dominio público (una dieta basada en alimentos vegetales, con poca carne roja y minimizando los alimentos procesados y ultraprocesados, además del alcohol), pero sobre ese conocimiento básico actúan muchas fuerzas opuestas: los responsables de salud pública, los sanitarios, la industria de alimentos insanos, las sociedades científicas con conflictos de interés… “Nos llegan mil mensajes que lo distorsionan. Se nos ofrecen alimentos envasados llenos de azúcar pero que “ayudan a nuestras defensas”; se resaltan declaraciones como “light” o “bajo en grasa” para dar valor a productos insanos que compiten por su cuota de mercado… Y estamos lastrados con creencias muy arraigadas sin fundamento científico, como el miedo a comer huevos por el colesterol o la idea de que una copa de vino es cardiosaludable”, añade la experta.
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Valeria T. – Asistente Web Digital
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