El maxilar de hace 1,4 millones de años fue recuperado hace tan solo unos días en la Sima del Elefante
Puede ayudar a explicar el origen del rostro humano moderno
Hace tan solo unos días, el 30 de junio, el equipo que trabaja en las excavaciones de la Sima del Elefante, en el yacimiento de la sierra burgalesa de Atapuerca, hizo un descubrimiento excepcional. Envuelto en las arcillas del nivel TE7, el último alcanzado, apareció un fragmento de maxilar cuya datación se estima en 1,4 millones de años, lo que supone encontrarse, frente a frente, con parte de la cara de uno de los primeros humanos que llegaron a Europa. «No esperábamos dar con algo tan extraordinario. Ha sido una grandísima sorpresa», reconoce el paleoantropólogo José María Bermúdez de Castro, codirector del yacimiento. El hallazgo puede ayudar a explicar el origen de la cara moderna y arrojar luz sobre cómo el género Homo conquistó el continente.
La sima ya escupió en 2007 una mandíbula, dada a conocer en la revista ‘Nature’, del que se consideró entonces el primer europeo. Las dataciones estimaron que tenía entre 1,1, y 1,3 millones de años. Pero este maxilar, presentado esta mañana en Burgos, se ha encontrado justo dos metros por debajo, lo que supone que es aún más antiguo. Bermúdez de Castro estima que tiene alrededor de 1,4 millones de años, lo que lo convierte en el fósil humano más antiguo de Atapuerca.
Estos días ya se están obteniendo muestras geológicas para estimar la antigüedad del nuevo fósil humano, que se procesarán en el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) en Burgos. Y en los próximos seis o siete meses se le aplicarán modernas técnicas de datación para asegurar la cronología. Además, junto al fósil se desenterraron varias muestras de industria lítica muy arcaica y marcas de corte en una costilla que evidencian claramente su manipulación por un humano con una herramienta de piedra. Esas piezas serán estudiadas en el Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) de Tarragona.
Pero de momento, este maxilar ofrece más preguntas que respuestas. Los investigadores desconocen a qué especie humana pertenece. «Podría ser del mismo grupo que la mandíbula de 2007 y que fue asignada a Homo sp. -especie indeterminada por falta de datos concluyentes-, pero no está claro. Esto va a requerir al menos un año de estudio», dice Bermúdez de Castro. El fósil se comparará con otros de diferentes partes del mundo para intentar aclarar a qué grupo pertenecía.
Lo que sí se sabe es que estas poblaciones vivían en una especie de Edén para la vida. El ambiente de Atapuerca era muy diferente entonces. El clima todavía no se había enfriado y era más cálido que en la actualidad. El paisaje estaba repleto de pantanos y zonas encharcadas donde habitaban tortugas, hipopótamos y rapaces pescadoras. Había muchos recursos para sostener a las poblaciones humanas.
Semblante moderno
Los investigadores creen que este fósil puede ayudar a arrojar luz sobre muchas preguntas de la evolución humana que aún están sin responder. Una de las más importantes es cuándo y dónde apareció la primera cara moderna, que actualmente se atribuye a Homo antecessor. En concreto, a la que ahora se considera chica de la Gran Dolina, de hace 850.000 años. Se trata de uno de los fósiles más emblemáticos de Atapuerca, cuyos restos fueron descubiertos durante una excavación en 1994. Pero, ¿cuándo apareció ese semblante moderno?
Mientras algunos investigadores creen que estos rasgos surgieron independientemente en Europa, Asia y África, Bermúdez de Castro considera que lo hizo en un lugar común para todos ellos y después se dispersó por el resto del mundo. «Este fósil es clave para entender por qué tenemos una cara como la que tenemos y cuándo y por qué apareció», dice.
El nuevo fósil «no tiene una cara moderna, pero tampoco tiene aspecto de Homo erectus en sentido clásico, como los que se han encontrado en Indonesia, ni tampoco africano. Hay que hacerle preguntas y nos contestará en un tiempo. Lo más importante es que tenemos la posibilidad de investigar un fósil fantástico”, afirma el investigador. “La suerte es que haya aparecido este fósil clave para estudiar la cara humana y no una falange, un trozo de húmero o de fémur…”, añade.
La llegada a Europa
El fósil también puede llevar a los investigadores a revisar la llegada de los humanos a Europa. La primera salida de África se produjo hace aproximadamente dos millones de años, pero se desconoce qué pasó en Europa durante mucho tiempo qué pasó en Europa, cuándo se produjo exactamente la llegada del género homo al continente. Las primeras evidencias están en Dmanisi, en la República de Georgia, con una antigüedad de 1,8 millones de años. En la cuenca de Guadix-Baza, en Granada, un diente de leche también indica presencia humana de 1,4 millones de años. «Esto nos deja medio millón de años de vacío en Europa. No sabemos qué pasó entonces. Si realmente es un vacío o si faltan más fósiles por encontrar. Nos falta por conocer mucho en Grecia, Turquía e incluso Italia. Hay que seguir investigando porque hay muchas preguntas sin respuesta. Creo que en la sierra de Atapuerca hemos llegado casi al límite, pero quizás encontremos presencia humana más antigua», indica.
«Todavía queda mucho por excavar. Los compañeros que trabajan en el nivel 7 están emocionados y con la moral muy alta, con ganas de encontrar más cosas», dice Bermúdez de Castro.
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AndreaB. – Asistente Web Digital
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