Eva, la veterinaria del zoo de Madrid: “La gente piensa: ‘¿Y yo qué tengo que ver con los gorilas amenazados?’. Todo está conectado”

En el 50 aniversario del parque zoológico de Madrid, Eva cumple 20 como veterinaria, con el compromiso ecologista intacto

Lleva dos décadas de las cinco que cumple el zoo trabajando para mejorar la vida de los animales. ¿Qué te gusta hacer? “¿A mí? ¿Como persona fuera de aquí?”, responde avergonzada.

Parece no existir lejos de esta instalación. Eva Martínez dedica días enteros y más de una noche a ejercer la veterinaria en un lugar donde algunos acuden de visita. “Ya no es el sitio que era hace 50 años, simplemente para el paseo del público familiar, donde a lo mejor no llegaban más mensajes. Ahora -sonríe- tiene funciones que hacen que sea necesario”.

Conservación, educación e investigación o ser la última esperanza para las especies amenazadas es lo que hace hoy a los zoológicos imprescindibles, según esta veterinaria, ya veterana. Aunque no defiende a todos los zoos: “Un zoo no es tener animales de cualquier manera”. En cambio, y en la actualidad, la mayoría tienen un objetivo ético, pues asegura que “la tendencia es a tener solo especies amenazadas” como los osos panda, rinocerontes o pingüinos.

-¿Qué diferencia a los humanos de los animales?

-Somos otra especie más.

CONECTADA, DESDE PEQUEÑA

Eva, más allá de las 20 hectáreas de animales que le ocupan cada día, disfruta de “viajar, leer y aprender de la naturaleza”. Aunque si despertara y pudiera elegir la perfección, estaría también dentro de esta instalación. “Me gustaría levantarme y ver que todos los pacientes están mejor. Que no haya ninguno que esté enfermo o pasándolo mal. Poder hacer grande la familia: que tuviéramos crías de especies muy amenazadas”.

Su conexión con los animales es profunda porque es congénita. “En el campo, con mis perros, olía a romero y a eucalipto”. Es su primer recuerdo de la infancia. Aunque parte de su memoria permanezca al lado de donde está hoy. “Recuerdo esa foto en la entrada. Nos traían a mi hermana y a mí desde pequeñas. Ahora me veo en la foto, diminuta, entrando por las taquillas de este zoo, y pienso: Dios mío el destino”. Su vocación desde niña es cuidar a las especies en peligro de extinción. En su casa merendaba con documentales de fauna salvaje y desde la distancia los protegía: “De pequeña, guardaba mi paga de 500 pesetas y la mandaba a la asociación de ayuda a la foca monje. Todavía tengo la pegatina puesta en la ventana”, recuerda. Acabó en Mauritania, visitando a las focas monje que quedan allí. “Cuando las vi, sentí que se cerraba el círculo”. El misticismo apareció y una vez al año vuelve para conseguir otro de sus sueños: “Que la foca monje vuelva a España”.

La quiere de regreso para preservar la especie y poder sensibilizar a una sociedad que todavía cree dormida. Estar cerca de animales «tiene un potencial que puede sensibilizar mucho». Para Eva es pedagógico.

EL FUTURO, NACE O SE HACE

“La gente piensa: ‘Bueno… si los gorilas están en África ¿yo qué tengo que ver con eso?'”. Nada más lejos de la realidad: «Todo está conectado», comenta. Por ello, quiere pensar que “quizás… si ves al animal puedes darte cuenta de que lo que haces aquí puede tener un impacto en la selva, y puedes contribuir con tus acciones a su protección”. Eva afirma que cada decisión cuenta y las consecuencias siempre las sufren los animales: “Cada producto que compras sale de donde viven, los molestan para conseguir eso que tú compras”. Aceite de palma, chocolates, el coltán de los moviles, la madera. Son algunos ejemplos que Eva repite, una y otra vez. “Tengo un monotema, lo sé”, se disculpa.

-¿Crees que el futuro está escrito?

-Cuando tienes pasión por algo, encaminas toda tu vida a eso.

Lo que le llena va más allá de un animal. Trasciende. Si pudiera elegir sólo una especie en la que reencarnarse los sábados, lo tiene claro: “Elegiría al león”.

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AndreaB. – Administrador Web Digital

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