Topuria: «Mi único miedo es perder la bendición de Dios»

El luchador español atiende a MARCA durante un encuentro con la prensa… a tres semanas de enfrentarse a Volkanovski por el título del peso pluma

Ilia Topuria (Halle, Alemania, 1997) está a algo menos de tres semanas del combate de su vida. «No cuento los días», declara desde el Orbit Parking de Madrid. Allí celebra su ‘Media Day’ ante la prensa española. Viajará a Estados Unidos el 11 de febrero, primero a Las Vegas y después a Los Ángeles antes de combatir ante Alexander Volkanovski (26-3-0) en el Honda Center de Anaheim por el título del peso pluma el día 17.

«La base de nuestra relación es el respeto», declara sobre el australiano. Pero eso no impide que su mentalidad sea clara: alzarse como campeón. «Ha sido un campeón superbueno, y la verdad es que me emociona arrebatarle el título a alguien así. Tiene muchas batallas a sus espaldas pero es mi momento. Sin lugar a dudas. Lo he visualizado. Me he preparado. Acepté cada reto que Dios me da. Ya me siento como un ganador. El 17 de febrero estaré en manos de Dios. Siempre estuvo a mi lado y él no me abandonó. No dudo que el 17 de febrero saldré victorioso».

Topuria (14-0-0) tiene sus detractores. Aquellos que dicen que se anticipa a los hechos, que peca de prepotente. «Es mi camino», se defiende. «Será un momento grandioso en el que cerraré un capítulo que comencé hace muchos años», añade.

La importancia de la familia

«Mis valores son la dedicación, el esfuerzo y la persistencia», defiende Ilia. Al mismo tiempo, no duda en decir cuál es su principal pilar: la familia. Y su, equipo claro. Se fusionan en lo mismo. Estaban todos junto a Topuria en el último acto público antes de viajar a Estados Unidos. Sus padres, allí presentes, apoyaron a él y su hermano Alex en una de las decisiones clave de su vida: dejaron los estudios antes de acabar el instituto y se centraron en el deporte.

«Ahora siento orgullo», admite su madre a MARCA. «Mi marido los apoyó en la decisión de dejar las clases… pero si lo hacían debían ser los mejores en el deporte. Entrenar de día y de noche», añade. Son una familia unida. «Los padres debemos ser sus mejores amigos, no jefes», finaliza.

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Carmen Moreno. – Asistente Web Digital

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