Cuatro patas de indiferencia

PARTE I

Canelo no logra levantarse; recibió una descarga eléctrica en su espalda. Alegría camina arrastrando las dos patas traseras; quedó inválida, luego que un auto la atropellara en la carretera. Oso ladra a todos los autos que pasan a su alrededor. Busca a su dueño que lo abandonó por la noche. Teófila apenas respira. Observa las sombras inmensas que pasan por encima de ella, tal vez se apiaden de su vida y la salven del infierno que sufre.

Canelo
Tengo 7 años de edad, soy de raza cruzada con pitbull y hace algún tiempo vivo en la calle. No me pregunten de donde vengo, quien es mi dueño o como terminé en el abandono absoluto. No lo sé. Tal vez cuando encuentre a la persona responsable de mi cuidado, le pregunte todas esas dudas que tú y yo tenemos.
Antes de que me juzguen por ser un perro de raza potencialmente peligrosa, sepan mi historia.

Un 19 de enero del 2024 me encontraba mirando a los niños que jugaban en el frontis de la Municipalidad de Los Olivos, cuando uno de ellos empezó a lanzarme cosas y molestarme. Yo decidí alejarme y buscar otro lugar tranquilo. De pronto un grupo de serenos vinieron con una soga y me la colocaron en mi cuello. No entendí qué hacían conmigo, o porque estaban actuando de esa manera. Me dejé conducir por ellos. No tenía fuerzas así que me eché al suelo. Hace algunos días no había comido nada. Pasaron los minutos, cuando uno de los serenos se acercó y sacó de su bolsillo un objeto colocándolo en mi espalda. Sentí un dolor inmenso que me hizo levantarme y soltarme de la soga. Con mucho miedo y dolor busqué ayuda u otro lugar para refugiarme. Me dirijí hacia un joven que me miraba con ternura. me abrazó y yo por el dolor le hice un rasguño en su brazo. Pese a eso, el joven me contuvo y me tranquilizó. Los serenos, indiferentes a mi situación y dolor, me cargaron y me llevaron a una pampa donde me abandonaron.
Luego de varios días de estar perdido y sin comer; un ángel me buscó, encontró, rescató y cuidó. Supe por ella que ese objeto que me pusieron en la espalda, era un arma de electroshock. Ahora estoy en un albergue con todos los cuidados posibles, gracias a voluntarias que hacen lo imposible por ayudarme. Gracias a ellas la crueldad animal que sufrí fue denunciado y llevado a las autoridades.
Hasta ahora no entiendo qué hice o por qué me electrocutaron con esa arma no letal. Fui un perro callejero en estado de abandono sin el apoyo de nadie. A pesar de ese mal momento que viví, lo que más me pone feliz es que tengo un nombre “Canelo”. Los rescatistas me dieron una nueva identidad. Solo espero que mi historia sea contada para defender a los miles de animales de cuatro patas que sufren día a día el maltrato de las personas.

En la actualidad hay en el Perú más de 6 millones de perros y gatos en estado de abandono. Existen normas desde el 2001 como el “Marco Jurídico de Canes»”; que se complementa con la “Ley de Protección y Bienestar animal 30407”, dada en el 2016 por el congreso. Esta norma abre un camino a nuevas leyes a favor del cuidado de las especies de animales vertebrados domésticos o silvestres mantenidos en cautiverio. Donde el estado a través de los gobiernos regionales, locales e instituciones policiales son los garantes de hacer respetar los derechos de los animales.
Hasta ahora no se cumple, no se norma, no se respeta, no se ayuda, no se crea veterinarias municipales, albergues sociales, grupos de apoyo animal. La crueldad y el maltrato animal ha ido avanzando cada día. La ley 30407 indica que los animales domésticos tienen sensibilidad y sintiencia frente a todo lo que pasa a su alrededor. Lo que podemos destacar es que más personas se suman a denunciar y a colaborar con albergues que viven de acciones solidarias de la comunidad.

Proporcionado por Susana Arana Figueroa – Lima – Perú
Redactora Digital Cooperando

Languages