Los precios de la vivienda en España siguen subiendo. Aumentaron un 7,6% en el tercer trimestre del año y se encuentran apenas un 5,2% por debajo de los máximos desde el boom
El frenazo que empieza a intuirse en el mercado inmobiliario español está lejos de las amenazas de burbuja que se ciernen sobre otras grandes potencias económicas, sin embargo, muchas personas esperan que dicho frenazo sea el inicio de una bajada de precios contundente. Salvo sorpresa, las previsiones no contemplan ese escenario y la realidad tampoco apunta en esa senda.
Los precios de la vivienda en España siguen subiendo. Aumentaron un 7,6% en el tercer trimestre del año, según el Índice de Precios de la Vivienda (IPV) del INE, y aunque su crecimiento se ha ralentizado respecto a trimestres anteriores, el coste medio de las casas en nuestro país roza el máximo registrado en la burbuja inmobiliaria de 2008. En concreto, se encuentran apenas un 5,2% por debajo de ese nivel tras haber remontado un 51,1% desde el mínimo del ciclo, de acuerdo con el análisis de Ibercaja
El encarecimiento es más extremo en el caso de las viviendas nuevas, que no sólo han recuperado el terreno perdido por la hecatombe financiera de 2008, sino que se sitúan ya un 12,8% por encima del máximo del ciclo anterior. La fuerte demanda por parte de los compradores a raíz de la pandemia y la falta de oferta suficiente para cubrirla se han combinado en los últimos dos años, coincidiendo con una nueva etapa de oro para el ladrillo español, y el resultado es una tensión en los precios que dificulta, aún más, el acceso a la propiedad de una parte de los ciudadanos.
“El incremento de los costes para la producción de viviendas junto a la prudencia de los promotores parece estar afectando a la oferta, pues el número de visados de obra nueva se ha reducido hasta 108.000 en 12 meses, desde 112.000. Además, el número de viviendas terminadas empieza a acusar el parón de la actividad que causó la pandemia. Estos niveles de producción de vivienda son inferiores al incremento anual del número de hogares (más de 200.000 en el último año), lo que, una vez corregidos los excesos de viviendas sin vender de la burbuja inmobiliaria, parece apuntar a un periodo de escasez de vivienda ofertada. Esta circunstancia, junto a la ausencia de sobrevaloración, puede actuar como soporte para los precios de los inmuebles aunque se produzca una reducción en el número de transacciones”, apunta Santiago Martínez Morando, responsable de Análisis Económico y Financiero de Ibercaja.
La escasez de stock nuevo para hacer frente a la pujante demanda ha desviado a muchos compradores hacia el mercado de segunda mano y eso se nota igualmente en los precios. La vivienda usada, de hecho, se encareció un 7,8% en el tercer trimestre del año respecto al mismo periodo de 2021, un incremento que ha sido mayor al de la obra nueva (6,8%) y que le permite remontar un 49,3% desde los mínimos de la crisis de 2008. A diferencia de la obra nueva, las viviendas de segunda mano se mantienen aún un 15,9% por debajo del máximo de la burbuja inmobiliaria.
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AndreaB. – Asistente Web Digital
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